- Circulo de Estudios Tercerposicionistas: Andalucía, ¿hija de Castilla o Al-Ándalus?, de Julio Torres.
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domingo, 4 de diciembre de 2016

Andalucía, ¿hija de Castilla o Al-Ándalus?, de Julio Torres.


En esta fecha del 4 de diciembre, tan señalada para cierto sector andalucista de la sociedad española, no estaría mal recordar y hacerles ver el falseamiento de la Historia que conlleva no solo considerar a Andalucía como nación, sino considerarnos herederos directos de culturas que no tienen nada que ver con nosotros.

Antes de hablar sobre el mito andalusí, vamos a hablar de otro mito existente sobre el que se basa el nacionalismo andaluz, y es el mito de Tartessos. 

Tartessos y sus fuentes escritas. 

Habría que remontarse a las fuentes griegas donde se nombra a Tartessos como a un río rico en plata y a una ciudad en su desembocadura. El río al que se referirán será al actual río Guadalquivir que, anteriormente, desembocaba en el lago Ligustino, también conocido como golfo tartésico, que ocupaba lo que hoy son las marismas del Guadalquivir. Por lo tanto, los griegos se van a referir como Tartessos más al río que a una ciudad. También, se ha intentando relacionar el término Tharsis que aparece en la Biblia, con lo que conocemos como Tartessos, pero los escritos existentes hacen referencia al golfo pérsico y a la India. 

Tartessos y sus fuentes arqueológicas. 

Avanzamos en el tiempo y nos encontramos en el siglo XIX. El arqueólogo Schulten quiso encontrar en Andalucía el “mítico imperio de Tartessos’’, basándose en las fuentes griegas existentes. Para ello incluso llegó a manipular estas fuentes escritas pero no llegó a demostrar absolutamente nada. No se encontró ningún imperio. Además, con el auge regionalista cada ciudad andaluza ha querido asignarse ser heredera de tal sociedad compleja para dar prestigio a su Historia. Diversas poblaciones han intentado nombrarse como herederos directos debido a los yacimientos de San Bartolomé en Huelva o el del Carambolo de Camas. Pero está de sobra demostrado que estos yacimientos pertenecieron a la civilización fenicia , relacionados con cultos y templos a la diosa Astarté. 

Tartessos y sus fuentes lingüísticas. 

También, se ha querido atribuir a esta sociedad mítica de Tartessos una escritura propia, pero el estudio científico vuelve a demostrar la imposibilidad de la existencia de un reino o imperio de ensueño y glorioso en el sur peninsular. 

Las escrituras encontradas pertenecen al siglo V a.C. cuando esta sociedad tartésica ya habría desaparecido, según estas falsas teorías. Además, se encontraron en la zona del Algarve y Alentejo portugueses, por lo tanto estaban fuera de la zona geográfica donde supuestamente se debería encontrar Tartessos. 

Por lo tanto, podemos ver que la base y origen de la “nación andaluza’’ que los nacionalistas nos quieren hacer ver no tiene fundamento histórico alguno, debido a que ha sido probada una y otra vez su inexistencia. 

Andalucía y Vandalucía. 

Tras los pueblos autóctonos llegarían los cartagineses y posteriormente los romanos, los cuales dieron forma a los cimientos de la cultura española, no sólo en el sur peninsular sino en toda la provincia romana de Hispania. La Bética, provincia de Hispania y que ocupaba más del 75% del territorio de la actual Andalucía y una parte de Extremadura, fue la que más se romanizó y enriqueció de la cultura latina y exportó grandes pensadores como Séneca o emperadores como Trajano y Adriano. Tras ellos, en el siglo V d.C. llegarían las invasiones de los pueblos del Centro y Norte de Europa. De estos pueblos se asentarían en Hispania los suevos, vándalos, alanos y visigodos. En un principio, serían los vándalos, pueblo danés, quienes ocuparían lo que conocemos actualmente como Andalucía y de ahí el nombre de esta región. Andalucía, cuyo origen etimológico es Al-Ándalus, significa “tierra de vándalos’’ en referencia a ese pueblo que habitó en esta tierra. 

Posteriormente, los vándalos fueron expulsados por los visigodos hacia el norte de África, lugar donde se asentarían durante siglos. Tras la conquista de los visigodos de Hispania, comenzaría a formarse la base de la tradición nacional española, con la mezcla de los visigodos con los hispanorromanos. Eruditos como san Isidoro de Sevilla comenzarían a hablar de España como “Spaniae” en su De laude Spaniae. 

El mito andalusí. 

En el siglo VIII, en el año 711, una tribu del norte de África, los bereberes, aprovecharán los conflictos internos de la Hispania visigoda y la invadirán por el sur peninsular, llegando a ocupar gran parte del territorio excepto la zona asturiana, cántabra y vasca. 

Es a partir de este período donde los nacionalistas andaluces sacan músculo para decir que el grueso de la Historia de Andalucía y que la cultura andaluza es andalusí. Todo ello basado en las tergiversaciones de Blas Infante, el cual mitificó la Historia de Al-Ándalus, y quiso que Andalucía fuera musulmana como en el período de ocupación. Lo que quizás no supo o no quiso saber este señor es que el período de ocupación musulmana no fue tan esplendorosa y bonito como nos quieren hacer ver. 

Partiendo de la base de que el período de Al-Ándalus es una época de gran recorrido (711-1492), durante su ocupación hay muchas etapas. Lo que más se ha resaltado es esa tolerancia y convivencia de las tres culturas, lo cual es algo totalmente falso. 

Los bereberes y las élites árabes que ocuparon la Península Ibérica no eran tan numerosos, pero debido al conflicto interno de los hispanovisigodos, no les fue muy compleja la conquista. Tras la conquista y asentamiento, los cristianos que eran mayoría y los judíos que eran minoría, tenían tres opciones: convertirse al islam, huir o mantener su religión, pero bajo una gran carga fiscal. Un número indeterminado de cristianos huyeron a los reinos cristianos del norte pero ¿qué es lo que sucedió con los que se quedaron bajo dominio musulmán? La gran mayoría se convirtió al islam para no pagar ese impuesto abusivo por ser cristianos, y el número restante decidió mantener su religión. Los que la mantuvieron no sólo sufrían esa carga fiscal sino que eran considerados “ciudadanos de segunda”. Gozaban de menos privilegios y eran discriminados siendo obligados a llevar una determinada ropa, además de que eran vejados e insultados. Asimismo, cabe mencionar las revueltas cristianas provocadas por esta carga fiscal que conllevaron matanzas como la sucedida en “el motín del arrabal”. Esta revuelta tuvo lugar en Córdoba durante el gobierno de Al-Hakam donde los cristianos lideraron revueltas que fueron pasadas a cuchillo con graves consecuencias: los líderes fueron crucificados y los barrios cristianos aplastados. Otro episodio denominado “jornadas del foso” sucedió en Toledo, donde cristianos y judíos fueron invitados por el gobernador a un banquete. En este banquete 400 de estos invitados fueron degollados. 

Los hechos de intolerancia y represión seguirán sucediendo a lo largo de este duradero período de ocupación con varios ejemplos: restos de mártires profanados, esclavas cristianas en los harenes y expulsiones forzosas que llevaron a los cristianos y judíos exiliarse a los reinos cristianos. Así que, una vez más, los hechos históricos desmontan otro mito andalucista: ni hubo tolerancia en Al-Ándalus ni multiculturalidad, pues existían dos culturas sometidas a una y separadas unas de otras. 

Andalucía: ¿heredera de Castilla o de Al-Ándalus? 

Según estos nacionalistas, Andalucía es heredera del período andalusí pero, ¿es esto cierto?Aun existiendo patrimonio histórico y artístico en ciudades andaluzas y algunos aspectos de la gastronomía que reflejan la ocupación de la cultura musulmana en estas tierras, la sociedad andaluza como tal es heredera de Castilla. 

Primero hablemos del fenómeno de la Reconquista. El avance de los reinos cristianos desde el norte peninsular en el 722 hasta el sur con la toma de Granada en el 1492, se le conoce como Reconquista, ya que esos reinos cristianos decidieron recuperar sus tierras y las tierras de sus padres que habían sido arrebatadas y ocupadas por los bereberes y árabes. Estos cristianos tenían por entonces conciencia de que toda esa tierra, a la cual ya denominaban Spaniae, como hemos mencionado anteriormente, les pertenecía y era su deber reconquistarlas. De ahí que la conquista por parte de los cristianos de todos los territorios bajo dominación musulmana sea conocido como Reconquista. 

Esta reconquista duró 8 siglos y sería ya en el siglo XIII cuando Fernando III de Castilla reconquistó los reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla. Fue en este momento cuando se produjo la expulsión de todos los musulmanes que habitaban en esas tierras y se llevó a cabo otro fenómeno muy dado en la Reconquista: la repoblación. La repoblación es el fenómeno dado en la Reconquista mediante el cual se iba cediendo las tierras reconquistadas, latifundios en su mayoría, a nobles y campesinos que habían luchado en la reconquista. Estas tierras, antes ocupadas por musulmanes, se dieron mediante el sistema de repartimiento y, según sabemos gracias a los Libros de Repartimientos, se repoblaban con castellanos, astures y leoneses en su mayoría. Por lo tanto, étnicamente Andalucía es heredera de Castilla, debido a que los árabes que se encontraban en estas tierras habían sido expulsados y se habían repoblado las ciudades y poblaciones con habitantes que llegaban junto a la reconquista que avanzaba de norte a sur. 

Será a partir de que los cristianos autóctonos recuperen sus tierras, cuando Andalucía se afiance y conforme como tal mediante el sistema administrativo y de propiedades castellano, el cual se usará como tal hasta la Edad Contemporánea con los cambios de regímenes y sistemas producidos en toda Europa. 

Una vez más, volvemos a destruir otro mito: el mito de la Andalucía mestiza y heredera de los árabes ya que étnicamente Andalucía tiene un ínfimo porcentaje de genética árabe en su sangre, como demuestran muchos estudios. No sólo será debido a esta repoblación sino a que estas fuerzas invasoras no eran tan numerosas y tampoco se dedicaron a mezclarse con la población hispanovisigoda. Así que, según estos estudios genéticos, mantenemos una gran mayoría de sangre celtíbera, es decir, de los primeros pobladores de la Península Ibérica. 

Símbolos andaluces. 

En 1981, Andalucía consiguió la autonomía, ocasión que muchos aprovecharon para inventarse una nueva historia que contradijera la realidad andaluza como fruto de la reconquista y repoblación castellana. El momento más simbólico de esta tergiversación oficial fue la elección de la bandera verdiblanca, en lugar de inspirarse en los colores del antiguo reino de Castilla y León, que aparecen en el escudo de Fernando III de Castilla, reconquistador de los reinos de Sevilla, Jaén y Córdoba, la Junta de Andalucía decide elegir la bandera verdiblanca que representa lo siguiente: 

El uso del color blanco en los estandartes andalusíes fue generalizado por los almohades en 1146, cuando desembarcaron en Cádiz con la intención de reunir a todos los musulmanes de Al-Ándalus. En 1195 el sultán Ben Yusuf derrotó a Alfonso VIII de Castilla, en la batalla de Alarcos. Para conmemorarlo ondeó sobre la mezquita de Sevilla una bandera verdiblanca, simbolizando la unidad almohade (blanco) y la colaboración de todos los musulmanes andalusíes en la victoria sobre los castellanos cristianos (el verde color del Islam y de los Omeya). 

Inspirada en estos acontecimientos históricos y basados en una fantasía histórica opuesta a la verdad, la Asamblea de Ronda aprobó en 1918 el actual diseño de la bandera verdiblanca que en aquel momento representaba una Andalucía que incluía Murcia y Badajoz. En esa asamblea se encontraba Blas Infante, anteriormente mencionado, donde quiso dar comienzo a la creación de este nacionalismo andaluz. El juego del nacionalismo andaluz lo ha seguido el gobierno autonómico andaluz, nombrando, además, a Blas Infante como “padre de la patria andaluza’’, en lugar de Fernando III de Castilla, verdadero padre de esta tierra, ya que fue el reconquistador de estas tierras y el que formó cultural, administrativa y étnicamente Andalucía. 

Concluyendo este artículo, una vez más se demuestra que la burguesía quiso desmembrar España a favor de las oligarquías con naciones inventadas y manipulación en las aulas, haciendo ver a Andalucía como hija de unos invasores cuando en realidad, con la Historia por delante, es hija de Castilla. 

Fuentes bibliográficas:

- Profeventuras (2013), Desmontando mitos: la tolerancia de la Ál-Andalus multicultural, en línea, https://profeaventuras.wordpress.com, consultado el 30/11/2016. 

- Rea Silvia (2014), Tartessos, las grandes mentiras, en línea, http://reasilvia.com, consultado el 30/11/2016. 

- González (2013), ¿Cómo es el mapa genético de España y de Europa?, en línea, http://www.unitedexplanations.org , consultado en 30/11/2016.

1 comentario:

  1. En primer lugar, me alegro de que exista este blog, que buena falta hace.
    El artículo hace un breve y esquemático recorrido por la historia andaluza y quisiera puntualizar lo siguiente:
    1. Los asentamientos tartéssicos es verdad que en su mayoría corresponden a sitios de fuerte presencia fenicia, pero no puede decirse que sean "fenicios" sino reinterpretaciones locales de sistemas defensivos, construcciones religiosas y habitacionales próximo-orientales que las élites locales tratan de emular en muchos casos -sobre todo con los objetos de adorno-prestigio- como resultado del contacto con una forma cultural más compleja (Escacena 2002: 69-106). Así las cosas, diríamos que Tartessos era un conjunto de ciudades-estado aculturadas por los fenicios (al igual que los etruscos lo estaban por los griegos) y regidas por una especie de régulos o jefes locales. Para mí como historiadora, esto ni le quita ni le pone a ninguna zona; es igual si hablamos de una ciudad magnífica o de un conjunto de ciudadelas dotadas de elementos culturales particulares.
    2. Quizás aún fuese menor el impacto biológico-cultural árabe en Andalucía debido a que es posible que nunca Hispania fuese "conquistada", pues existe una corriente que sugiere un cambio religioso entre una amplia facción visigoda -los partidarios de Witiza- concretamente, una conversión al Islam en masa de los visigodos enemigos de Rodrigo, por ser esa nueva religión más acorde con el monofisismo arriano que el trinitarismo oficial de la Iglesia romana (Olaguë 2008-2009: https://bibliotecanacionandaluzasevilla.files.wordpress.com/2008/09/ignacio-olague-la-revolucion-islamica-en-occidente.pdf). Esta lectura ha generado múltiples debates en los que no entro porque no soy medievalista, aunque últimamente ha recibido un apoyo académico importante de parte de la filología y en concreto por el Dr. Emilio González Ferrín, de la Universidad de Sevilla. Si algún día se llegasen a demostrar las tesis de Olagüe en el sentido de que el Islam nunca invadió la península, a los andalucistas babucheros se les iban a caer los palos del sombrajo.

    Escacena Carrasco, José Luis 2002: "Murallas fenicias para Tartessos" Spal 11. Sevilla: 69-106.
    Olagüe Videla, Ignacio 2004: La revolución islámica en Occidente.Madrid.
    González Ferrín, Emilio 2006: Historia general de al-Andalus. Córdoba

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