- Circulo de Estudios Tercerposicionistas: Trump contra Hillary: un resumen, de Paul Craig Roberts.
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domingo, 6 de noviembre de 2016

Trump contra Hillary: un resumen, de Paul Craig Roberts.


Nota: Acabo de escuchar una noticia de la NPR que afirmaba que los jóvenes abandonaban el Partido Republicano, habían vuelto a la izquierda y acudían a Hillary. ¡Así que ahora en América el candidato de izquierda es una belicista y agente de Wall Street! Asombroso.

La elección presidencial en Estados Unidos este mes de noviembre dirá si una mayoría de la población estadounidense es irremediablemente estúpida. Si los votantes eligen a Hillary, sabremos que los americanos son estúpidos más allá de toda redención

No sabemos mucho acerca de Trump, y las disposiciones de la propaganda anti-Trump sustituyen a los hechos.

Pero sabemos muchos datos acerca de Hillary. Sabemos de su violación de las leyes de clasificación y la negativa de la administración demócrata a hacer nada al respecto. Los demócratas prefieren controlar la Casa Blanca antes que hacer cumplir la ley, otro clavo en el ataúd en el que yace el estado de derecho en los EE.UU..

Sabemos por sus palabras y acciones, y por su éxito material, que los Clinton son agentes de Wall Street, los grandes bancos, el complejo militar y de seguridad, Israel, la agroindustria y las industrias extractivas. Su gran fortuna personal, aproximadamente de 120 millones de dólares, y 1.600 millones de dólares en su fundación, la mayoría de los cuales procedía del extranjero a cambio de favores políticos, atestigua el hecho incuestionable de que los Clinton son agentes de la oligarquía que gobierna Estados Unidos, en realidad, que domina el Imperio americano desde Australia y Japón, a través de Norteamérica y Europa occidental y oriental hasta la frontera rusa.

Sabemos que Hillary, como Bill, es una mentirosa.

Sabemos que Hillary es una belicista.

Sabemos que Hillary hizo la declaración más irresponsable jamás pronunciada por un candidato presidencial cuando dijo del Presidente de Rusia ser el “nuevo Hitler”, elevando así las tensiones entre las potencias nucleares a un nivel más alto que el que existía durante la Guerra Fría.

Sabemos que Hillary se alía con los neoconservadores y que su creencia en la ideología neocon de la hegemonía mundial de Estados Unidos es probable que acabe en una guerra con Rusia y China.

Todo lo que sabemos sobre Trump es que los oligarcas, que enviaron los empleos de Estados Unidos al extranjero, que inundaron el país con inmigrantes difíciles de asimilar, que destruyeron la educación pública, que rescataron a Wall Street y a los “bancos demasiado grandes para quebrar”, que sacrificaron a los propietarios y jubilados estadounidenses que viven con un ingreso fijo, que tienen la intención de privatizar tanto la Seguridad Social como el Medicare, que han dado al público policías asesinos, violaciones implacables de la privacidad, la mayor población carcelaria en el mundo, y que destruyeron la Constitución de Estados Unidos con el fin de aumentar el poder ejecutivo sobre el pueblo estadounidense, se oponen violentamente a Trump. Esta oposición debería decirnos que Trump es la persona que queremos en el despacho oval.

Algunos afirman que es una farsa y que Trump está jugando un papel con el fin de elegir a Hillary. Los políticos estadounidenses son tan corruptos que todo es posible. Sin embargo, las élites gobernantes y sus marionetas parecen estar realmente preocupadas por el desafío que supone Trump para su control, y se han unido contra Trump. Han utilizado su dinero para comprar sitios web “progresistas” pagados para llevar a la imprenta y a la TV la propaganda anti-Trump en Internet, sumando así a los prenstitutos de Internet los medios impresos, la televisión, y la NPR, que están trabajando horas extras para demonizar a Trump y elegir a Hillary.

La entera estructura de poder de nuestro país está detrás de Hillary. Ambos establishment políticos, el demócrata y el republicano, y ambas ideologías, los neoliberales y los neoconservadores, están unidos detrás de Hillary.

¿Cuánto pruebas más necesitan los estadounidenses para saber que un voto para Hillary es un voto para su propia castración?

Al parecer, los estadounidenses siguen cautivos de su despreocupación. Según informaciones de la prensa, la mayoría de los votantes todavía no tiene ni idea acerca de las consecuencias de votar por Hillary. Las encuestas indican que Hillary está así en cabeza. ¿Son estas encuestas reales o sólo otra mentira prenstituta para disuadir a los partidarios de Trump? ¿Por qué votar cuando ya han perdido?

El asalto de la propaganda contra Trump, cruel como fue, no tuvo éxito durante las primarias republicanas. A pesar de la condena mediática de Trump, éste barrió a un lado sin esfuerzo a los otros candidatos republicanos.

La actual demonización mediática de Trump podría fallar también. De hecho, es tan transparente que podrían elegirle.

Todo lo que se requiere es que suficientes estadounidenses despierten de su despreocupación para reconocer que se trata de los enemigos de su propia vida, de sus propias condiciones de vida y de su propia libertad, los que se oponen violentamente a Trump.

Si los estadounidenses no pueden alcanzar esta toma de conciencia, no tienen futuro, y tampoco lo tiene el planeta Tierra.

La oligarquía dominante odia a Trump porque él rechaza la guerra con Rusia, cuestiona el propósito de la OTAN, se opone a la deslocalización de los puestos de trabajo de los estadounidenses, y se opone a la inmigración descontrolada que está transformando los Estados Unidos en una entidad multicultural carente de unidad. Los oligarcas están reemplazando a los Estados Unidos por una Torre de Babel. El poder oligárquico crece de forma exponencial entre la desunión de la diversidad.

En otras palabras, Trump es para Estados Unidos y para los estadounidenses.

Esta es la razón por la que los oligarcas y sus prostitutas odian a Trump.

Los estadounidenses imbéciles que votan por Hillary están votando por la guerra y por su propia miseria.

Posiblemente, un voto para Trump es lo mismo. Sin embargo, en el caso de Trump no lo sabemos. En el caso de Hillary lo sabemos sin duda alguna.

Por supuesto, podría no importar cómo votan los estadounidenses. Aquellos que programan las máquinas de votación electrónica determinarán el voto, y ya que los aparatos de ambos partidos políticos se oponen totalmente a Trump, las máquinas programadas pueden elegir a Hillary. Lo sabemos por nuestra historia electoral. Los EE.UU. ya han experimentado elecciones en las que las encuestas de salida muestran un candidato ganador diferente del candidato seleccionado por las máquinas electrónicas, que no dejan ningún rastro de papel y no hay manera de confirmar el voto.

Si Hillary se mete en el despacho oval, la guerra nuclear es probable antes de que termine su primer mandato. Un voto para Hillary es un voto para la guerra nuclear.

Si nos fijamos en las próximas elecciones de manera realista, no tenemos más remedio que concluir que la totalidad de los medios de comunicación prenstitutos y del establishment estadounidense prefiere el riesgo de una guerra nuclear al riesgo de perder el control del gobierno ante los votantes.

Que los estadounidenses permitieran el ascenso de un poder inexplicable dice de nosotros todo lo que necesitamos saber sobre la negligencia en el cumplimiento del deber de la que son culpables los ciudadanos de Estados Unidos. El pueblo estadounidense falló a la democracia, que requiere un gobierno responsable. El gobierno estadounidense ha demostrado que no es responsable ante la Constitución de Estados Unidos, la ley estatutaria de los EE.UU., el derecho internacional, o ante los votantes.

Si el resultado de la negligencia en el cumplimiento del deber de los estadounidenses es la guerra nuclear, el pueblo estadounidense será responsable de la muerte del planeta Tierra. Uno esperaría que con esta gran responsabilidad sobre sus hombros, el pueblo estadounidense rechace al inequívoco candidato de la guerra y se arriesgue a que Trump rinda cuentas por sus palabras.

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