Durante la Gran Depresión los bancos centrales fueron promovidos como una panacea para los altibajos y para garantizar la estabilidad económica y financiera. Mientras Paul Warburg, de la dinastía bancaria internacional Warburg, había redactado previamente el proyecto de ley de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que fue promovida como “banco estatal” a principios de la década de los 30 del s.XX, Otto Niemeyer, del Banco de Inglaterra, recorrió el Imperio Inglés promoviendo la idea de los bancos estatales como el Banco de Inglaterra. Estos estarían basados en los titulares de bonos privados. En Nueva Zelanda, el Banco de la Reserva fue creado en 1933. Este banco, al igual que todos los bancos centrales de esta especie, sin embargo, simplemente sirvió como un medio del estado para tomar préstamos de fuentes privadas. El historiador de Harvard y Georgetown, el Dr. Carroll Quigley, cercano a los círculos de gobierno, afirmó que el propósito de estos bancos centrales era “formar un único sistema financiero a escala internacional que manipulase la cantidad y el flujo del dinero, de modo a poder influir, si no controlar, los gobiernos por un lado y las industrias por el otro”[1].
El diputado Louis T. McFadden, que durante diez años fue presidente del Comité para la Banca y la Moneda del congreso de los EEUU, y que fue banquero él mismo, expuso la naturaleza del Sistema de la Reserva Federal y las operaciones del sistema internacional de la deuda y las finanzas, en sus discursos en el Congreso de los Estados Unidos. En 1932, en la Cámara, dijo McFadden sobre el Banco de la Reserva Federal:
“Esta institución malvada ha empobrecido y arruinado al pueblo de los Estados Unidos, lo ha llevado a la quiebra en sí y prácticamente ha llevado a la bancarrota a nuestro Gobierno. Lo hizo a través de los defectos de la ley bajo la cual opera, a través de la mala administración de esa ley por parte de la Reserva Federal, y a través de las prácticas corruptas de los buitres adinerados que la controlan. Algunas personas piensan que los Bancos de la Reserva Federal son instituciones del gobierno de los Estados Unidos. Son monopolios privados que se aprovechan del pueblo de los estados Unidos para su propio beneficio y el de sus clientes extranjeros, especuladores nacionales y extranjeros, prestamistas ricos y predadores”[2].